Dentro la foto: Río de Janeiro Representar, no captar
Cuando uno viaja tiene la ambición de tomar fotografías que le recuerden a uno la sensación que tuvo al estar allá. Uno quisiera poder mostrar a sus amigos, o familiares, una imagen que capte la esencia de ese lugar que lo marcó emocionalmente, y un fotógrafo aficionado pocas veces logra este cometido. No es extraño que cuando revelamos (o transferimos al computador) las fotografías nos llenemos de desazón, al ver que las fotografías que tomamos no se parecen remotamente a lo que vivimos, y recordamos con tanto fervor.
¿Cómo tomamos mejores fotografías de viaje? La clave para mí es hacerse preguntas sobre el lugar e intentar entenderlo, lo primero es poder describirlo en palabras, para después encontrar imágenes que lo representen.
En el caso de Río de Janeiro es evidente que se trata de un sitio lleno de contrastes donde la riqueza y la pobreza conviven a meros metros de distancia, la topografía violenta cerca al mar, la playa cerca de la vegetación selvática, es un sitio de claroscuros, rapidez y quietud. La fiesta, la samba, y la alegre cultura brasileña son ideas que tenemos además en nuestra mente cuando pensamos en esta ciudad.
¿Cómo encontré esta coincidencia? Es Abril 12 de 2007 en Río de Janeiro. Acabo de llegar de un largo vuelo, y es cerca de media noche. No pasa media hora antes de que salga a la terraza del hotel, contemple la excelente vista y me encuentre esta serpenteante calle atrapada entre las montañas y el mar.
Es la ubicación para tomar la fotografía perfecta que describe Río de Janeiro, iluminada con un dramático claroscuro, entre las montañas y el mar entendemos que estamos ante un sitio abandonado, de contrastes, donde la luz y la oscuridad, la civilización y la naturaleza conviven.
Pensé que una velocidad de obturación de 6 minutos era la manera correcta de cazar la coincidencia, pues el escenario tenía el potencial para tomar una fotografía con mucho movimiento, los carros que pasan esporádicamente, y las olas del mar que chocan contra la costa, son elementos dinámicos que necesitaban ser registrados un buen tiempo, además de que me permitían usar una baja sensibilidad de ISO y una apertura pequeña de diafragma. Quería tener la mayor profundidad de campo y nitidez posible.
Pasé toda la noche tomando fotografías con distintas velocidades, pero la combinación de carros de esta toma particular le dio el color y sensación que buscaba. El resultado es entonces una imagen llena de textura, color y contraste que no capta el lugar, sino que lo representa.