André Kanayet

Fotografía

Dentro la foto: Tokyo ¿Quien está invitado a la fiesta?

En la entrega pasada cubrí cómo tomar mejores fotos sólo con pensar antes de disparar, al buscar representar algo y no sólo con captarlo.

Hoy explico cómo podemos mejorar nuestras fotos cuando cuidamos los elementos que dejamos entrar en el encuadre, y cuáles no.

Me ha pasado en varias ocasiones, que la gente ve una foto mía, y me felicita por la cámara que tengo, como si esa fuera la razón por la cual mis fotografías evocan sensaciones.

Una cámara en mi opinión no es una herramienta, o un aparato, sino un instrumento; es decir, considero que la cámara es más cercana a un piano, que a un martillo, y depende de que sepamos manejar conceptos de pensamiento para que obtengamos mejores resultados.

Sí, una buena cámara tiene buena resolución, más opciones y herramientas que nos permiten tomar fotografías con mayor información, pero la realidad es que una buena cámara, y un iphone, pueden tomar fotos de la misma calidad artística sólo con que el fotógrafo tenga unos buenos fundamentos.

Uno de esos fundamentos (probablemente el más básico de todos), es el de poner atención al encuadre.

El encuadre es el área que se registra dentro de la fotografía, y cómo disponemos los elementos que van dentro de esa área es lo que llamamos “composición” (la cual cubriré en entregas posteriores).

Por lo pronto, la única instrucción que hay que seguir para mejorar sus fotos instantáneamente, es mirar los bordes de nuestro encuadre, mirar muy bien que estamos dejando dentro, y fuera de él.

Como ejemplo, vamos a ver dos fotografías que tomé de Tokyo en Enero de 2007.

La primera no tiene realmente nada de malo, pero tampoco tiene nada poderoso, es un registro de un parque y los edificios aledaños. La segunda es tomada a pocos metros, pero el encuadre que fue pensado muy cuidadosamente, sólo deja entrar la información que yo quería, siendo lo más importante el punto de corte de lo que dejé dentro, y fuera.

Al cortar el encuadre en la parte superior pude aprovechar el efecto que se estaba dando en el agua en ese momento, que gracias a la coincidencia de que los edificios, el agua, los árboles, y el techo de la casa eran verdes, fue que pude crear esta imagen donde se entiende el contraste de Tokyo como una ciudad que aunque ha tenido un progreso económico fuerte, aún mantiene elementos de una antigua cultura muy diferente a la que se respira ahora en Japón.

Si la foto hubiera incluido así fuera un poco de los edificios en la parte superior del encuadre, la ilusión se habría dañado, y esta potente imagen habría perdido toda su gracia, y más grave aún, el mensaje.